Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31.
“Aquel día los sordos oirán la palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán…”. Que el Señor abra tus oídos y dé luz a tus ojos, y que jamás el egoísmo te haga sordo a las súplicas de tu prójimo o ciego a sus desgracias.
“Aquel día los sordos oirán la palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán…”. Que el Señor abra tus oídos y dé luz a tus ojos, y que jamás el egoísmo te haga sordo a las súplicas de tu prójimo o ciego a sus desgracias.
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